FERTILIZACION DE JARDINES

FERTILIZACION DE JARDINES

Las plantas son seres vivos. Parecen más inertes que nuestra mascota, por ejemplo; sin embargo una planta es una incansable maquinaria de reacciones fisiológicas 24/7, tal como el resto de los seres vivos. En todo eso, las plantas también necesitan nutrirse. Al igual que nosotros, deben estar bien provistas de ciertos compuestos químicos que le permiten el funcionamiento de su metabolismo, el cual que se expresa a través del crecimiento, floración y fructificación.
Los nutrientes que necesitan las plantas se clasifican en micronutrientes y macronutrientes. Los macro son aquellos que los vegetales demandan en mayor cantidad. Por el contrario, los micro son bastante menos exigidos en cantidad, pero no por ello son menos importantes. La mayoría de las veces se habla del trío NPK (Nitrógeno – Fósforo – Potasio). Estos tres son macronutrientes de los vegetales, junto con el carbono, hidrógeno, oxígeno, azufre, entre otros. Fuera del carbono, hidrógeno y oxígeno (que la planta toma del aire y el agua), la fórmula NPK nos recuerda que estos son los compuestos que las plantas toman desde el suelo con mayor avidez.
El nitrógeno está relacionado principalmente con el crecimiento de las plantas, con la formación de “masa”. El potasio está asociado principalmente con la formación de flores y frutos. El fósforo, está muy ligado a la salud de las raíces, incluido su crecimiento.
Habitualmente se hace la distinción entre fertilizantes y abonos, haciendo alusión a aquellos de síntesis química (fertilizantes), mientras que los abonos son de naturaleza orgánica (no necesariamente “naturales”), los cuales en su mayoría tienen beneficios añadidos que exceden al de la sola provisión de nutrientes.
En esta primera entrega, hablaremos de los FERTILIZANTES para jardines.
Decimos que son de síntesis química porque se elaboran en forma industrial a través de distintos procesos. Son los más comunes y comercializados en todas las escalas. Pueden venir en presentaciones como gránulos o polvos. Los más populares en jardinería son el “Triple 15”, “Nitrofoska”, Urea, Sulfato de hierro, Fosfato diamónico. Los dos primeros se refieren al anterior trío que mencionamos: NPK. La urea presenta exclusivamente nitrógeno en su composición. El sulfato de hierro aporta por un lado hierro, y por el otro hace que un suelo se vuelva un poco más ácido, lo cual ayuda a que los nutrientes en general estén más disponibles para las plantas. El fosfato diamónico es una excelente fuente de fósforo y, secundariamente, de nitrógeno.
¿De qué manera usar estos fertilizantes para jardines y sacarles el mayor provecho posible?
Debido a que el nitrógeno está principalmente asociado al crecimiento, su presencia es particularmente importante en los momentos de mayor crecimiento de las plantas. Esto es, la primavera para la mayoría de los casos. Por el contrario, es completamente inútil cuando la planta está inactiva. En ese caso, no solo la planta no lo captura, sino que se irá a las profundidades pudiendo ser fuente de contaminación de acuíferos y cursos de agua.
El césped se ve muy favorecido con las fertilizaciones nitrogenadas durante la primavera o el otoño para las variedades invernales. Al estar sometido a constantes cortes, el césped es particularmente exigente en la fertilización para poder recuperarse de ese estrés y continuar creciendo cada vez. Si no somos consistentes, al poco tiempo el césped manifestará diferentes síntomas de debilidad que se suelen atribuir erróneamente a la falta de agua. La ironía es que, al aumentar la cantidad de agua, se disminuye aún más la cantidad de fertilizante disponible para la planta, agudizando más el problema.
 
Entonces la mejor alternativa es no limitarse a proveer solamente fertilizantes con nitrógeno, sino recurrir a aquellos más equilibrados, pues de esa forma el crecimiento de la planta se acompaña en forma sólida con tejidos más fuertes. Por supuesto, tampoco habrá que excederse aún con fertilizantes equilibrados.
Las plantas que están por entrar en su momento floración y fructificación se pueden acompañar con fertilizantes que tengan un mayor grado de potasio. Un exceso de fertilizantes ricos en nitrógeno puede ser perjudicial en este momento. No hay que esperar hasta el momento de la floración. Siempre hay que prever los aportes de fertilizante 15 a 30 días antes de la fecha aproximada en que las plantas lo necesitan.
La fertilización con fósforo, a veces olvidada, es muy importante en momentos donde el crecimiento de las raíces cobra protagonismo. Esto suele suceder muy temprano en la primavera o finales de invierno, alcanzando otro momento importante a finales de verano o principios de otoño, antes de que las plantas caducas empiecen a perder las hojas. En esos momentos, favorecemos que la planta se vaya al receso invernal con mejor estatus nutricional para la próxima brotación.
El fósforo tiene ciertas dificultades para ser usado por la planta por lo que siempre que sea posible se recomienda enterrarlo con rastrilladas a unos 10 cm de profundidad o más para acercar los gránulos a las raíces de las plantas, sin dañarlas.
La fertilización es en si misma una ciencia, casi tan compleja y estudiada como la propia nutrición humana, pues fuera de lo que es la jardinería, en agricultura es esencial la correcta administración de nutrientes, pues aquí mucho de lo que hay en el suelo se va con la cosecha de los cultivos dejando un saldo empobrecido para el siguiente ciclo de cultivo. Una pequeña intervención sobre la fertilización significará grandes diferencias en los volúmenes de las cosechas.
Al igual que otros agroquímicos, es imperativo aprender a administrar los fertilizantes para jardines con cautela, pues su uso abusivo tiene gran potencial para contaminar y degradar los suelos. La contaminación de los cauces de agua y las reservas en acuíferos, están entre las principales consecuencias negativas de su mal uso.
Es muy interesante complementar su uso con los abonos orgánicos que veremos en la próxima entrega.
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